¿Sabes por dónde pasaba la calzada romana que cruzaba Matillas?
miércoles, 10 de diciembre de 2025 / 15 lecturas

Parece increíble, pero hace casi dos mil años, por los alrededores de Matillas ya circulaban los carros romanos. Lo que hoy es una carretera más fue en su día una vía principal del Imperio Romano, parte de una red monumental que conectaba todos los rincones de Hispania.
Los estudios arqueológicos y los proyectos de cartografía histórica confirman que el tramo de calzada romana que pasaba por Matillas coincide prácticamente con la actual CM-1003, la carretera que nos une con Bujalaro y Villaseca.
La calzada seguía el camino más lógico y amable con el terreno, cruzando el valle junto a los ríos Henares y río Dulce, cuyos cursos marcaban el recorrido más sencillo para avanzar.
Más adelante, la calzada no pasaba por Mandayona, sino que desde Villaseca subía hacia El Cerrillar y continuaba luego hasta Segontia (Sigüenza) siguiendo el recorrido de la actual CM-1101.

Éramos parte de la Vía Augusta
El tramo de Matillas formaba parte de la Vía XXV del Itinerario de Antonino. Era una de las arterias más importantes del Imperio en Hispania, ya que conectaba Augusta Emerita (Mérida) con Caesaraugusta (Zaragoza) a través de los valles de los ríos Henares y Jalón.
Esta ruta unía la Meseta con el valle del Ebro y era clave para el transporte de tropas, mercancías y viajeros.
Restos y vestigios en la zona de Matillas
A día de hoy, apenas se conservan restos visibles de la antigua calzada romana en Matillas (¿quizás el puente romano?), pero las referencias históricas y los estudios nos permiten reconstruir parte de su recorrido.
Se han hallado fragmentos de empedrado muy antiguo y compacto entre Humanes y Espinosa, y se sabe que la vía seguía por Carrascosa, donde aparecieron restos romanos entre los ríos Henares y Bornova.
Desde allí, el camino continuaba por la margen derecha del Henares hasta las cercanías del kilómetro 104 del ferrocarril, donde cruzaba el río. Luego, por la margen izquierda, avanzaba cerca de Jadraque y Bujalaro, para cortar hacia la vereda de Matillas La Vieja, bajo sus dos cerros gemelos.
El escritor seguntino del siglo XVIII Diego González Chantos, en su obra Resumen de Correcciones, ya escribió que:
“No es solo en aquel sitio del término de Mandayona donde se han encontrado restos de la antigüedad romana, sino también no lejos de aquella villa, a la entrada occidental del valle en que existe, esto es, cerca de Matillas…”
También las Relaciones Topográficas de Felipe II mencionan que por Matillas pasaba un camino real muy transitado, lo que refuerza la idea de que el trazado romano se siguió utilizando durante siglos.
En el siglo XVIII se documentaron hallazgos arqueológicos en el inicio del valle del Dulce, probablemente de origen romano, aunque por desgracia no han llegado hasta nosotros restos materiales de aquella época.
Cómo se construía una calzada romana
Los romanos no improvisaban. Sus carreteras eran auténticas obras de ingeniería, construidas con un método tan meticuloso que muchas aún se adivinan bajo caminos actuales.
- Estructura: se levantaban por capas: una base de piedras grandes (statumen), encima una capa de arena y grava (rudus), luego otra de grava triturada (nucleus) y, finalmente, una superficie de losas de piedra (pavimentum), todo rematado con una capa de rodadura de zahorra.
- Ingeniería: buscaban siempre la rectitud del trazado y un firme muy resistente, de hasta 90 cm de espesor, compactado con rodillos tirados por animales.
- Marcadores: cada milla romana (unos 1.450 metros) se señalizaba con un miliario, una columna cilíndrica que indicaba la distancia y, a menudo, el nombre del emperador que había ordenado construir o reparar la vía.
No todas las calzadas estaban enlosadas: solo las más emblemáticas, como la Vía Apia. La mayoría eran de tierra apisonada, perfectas para los caballos sin herraduras que usaban los romanos.
Un legado bajo nuestros pies
Toda esta información se puede consultar de forma muy visual gracias al proyecto Itiner-e, en el que plasman todas las rutas en un Google Maps de las calzadas romanas. Hoy sabemos que los romanos llegaron a construir más de 300.000 kilómetros de carreteras en Europa y el norte de África, de los cuales unos 40.000 recorrían la península ibérica.
Muchos de esos caminos siguen vivos, camuflados a los pies de carreteras modernas como la CM-1003 que cruza Matillas. Puede que ya no queden miliarios ni empedrados visibles, pero cada vez que recorremos esa carretera, seguimos las huellas exactas del camino que hace veinte siglos conectaba Mérida con Zaragoza, y que convirtió a Matillas en un punto más dentro de la red que sostenía todo un imperio.
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Este artículo fue escrito el miércoles, 10 de diciembre de 2025 a las 21:32 y está guardado en la categoría Curiosidades, Historia(s). Puedes seguir los comentarios de este artículo con el RSS 2.0 feed. Si quieres, puedes dejar un comentario, o un trackback desde tu website.