De paseo por la ribera del río reacondicionada: Los contras
lunes, 2 de febrero de 2015 / 1.307 lecturas
La semana pasada les hablábamos que el río había quedado muy lustroso después de desbrozar toda la ribera. Limpio como una patena.
Pues bien, ese saneamiento tiene un precio. Un precio que -como todo- depende del color del cristal con el que se mire.
En primer lugar, al limpiar toda la ribera de maleza y malas hierbas, se ha matado cualquier atisbo de flora y fauna original. No tendremos carrizo, pero tampoco ni peces, ni patos, ni cangrejos:
Este es el daño colateral de transformar un ente vivo como es el río en una canalización de agua artificiosa. Porque se ha arrasado con cualquier atisbo de vida del río. Quizás nos hemos pasado con la tijera.
Por otro lado, todo lo que se ha sacado del cauce del río no desapareció porque sí. Como no tenemos una alfombra para levantar y colocar toda la porquería, la hemos dejado en montones. La hemos sacado de abajo y la dejamos arriba.
Por ejemplo, en los terrenos del brasileño:
Y en las orillas de la presa:
Estas no son ni formas ni modos. A ver cuanto tiempo aguantan ese lodazales en primera línea, quizás tanto como las montañas de desecho a los pies de la fábrica.
Ains… para ese viaje no hacen falta alforjas.
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Este artículo fue escrito el lunes, 2 de febrero de 2015 a las 18:44 y está guardado en la categoría Noticias, Quejodromo. Puedes seguir los comentarios de este artículo con el RSS 2.0 feed. Both comments and pings are currently closed.