Antes de ponerse de moda el Halloween, en Matillas ya celebrábamos Todos los Santos. Además de visitar las tumbas de nuestros difuntos, rezarles una oración y llevarles flores, en Matillas teníamos por costumbre otras tradiciones más seculares:
Sepan que desde tiempos inmemoriales ha sido tradición la de vaciar calabazas y colocar una vela dentro. Les estamos hablando de hace 60 años, cuando no había tele ni globalización cultural.
Los niños, calabazas en ristre, iban de puerta en puerta para obtener castañas e higos (no hay chuches, no hay chuches… no). A veces, incluso se obsequiaba con rosco de los santos. Ah! Sepan que lo niños no iban disfrazados ni por asomo: no había dráculas, esqueletos ni zombies de medio metro.
Además, entre otras muchas tradiciones teníamos la de comer los puches [1], que es una especie de sopa o gachas de harina, azúcar, limón y canela que se podía acompañar de picatostes o incluso galletas.
Así que ya lo saben, nosotros estábamos por aquí antes que Halloween.
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