Antes, mucho antes del Rijujama, en Matillas tuvimos una venta.
Expliquemos lo que es una venta:
Según la RAE [1]: “Casa establecida en los caminos o despoblados para hospedaje de los pasajeros”
Además, en las ventas también se servía comida a los viajantes, por lo que solían estar situadas a a los pies de los caminos (vamos, lo que venía a ser un Rijujama a lo antiguo).
A lo que íbamos: en tiempos, tuvimos en Matillas nuestra propia venta: La Venta de Gil:
Seguro que la reconocen, porque está a la salida del pueblo, en la Calle Real 18. Pueden navegar con Google Maps:
En tiempos, en esta venta se servían comidas y se hospedaban la gente de paso. Recordemos que estamos a medio camino de Jadraque y Sigüenza, y que antiguamente las distancias no son lo de ahora.
Los huéspedes eran gente de todo tipo, aunque los habituales eran vendedores ambulantes y viajantes que se desplazaban en mulas y carros. Precisamente en la parte de abajo de la venta había unas cuadras donde los animales reposaban y recuperaban fuerzas para el camino.
Muchas veces los huéspedes eran el único punto de contacto de Matillas con el exterior, e incluso dejaban huella imborrable a los paisanos, como recuerda Josefa Fernández: “Cuando venían los húngaros, que pelaban las patatas y se la comían crudas. Llegaban en carretas y por lo menos había siete o ocho por carromato”.
Historias, que afortunadamente, aún se tienen en pie.
Nota: Una perogrullada, otra posada cercana es la Venta de Almadrones [2], también conocida como el 103.
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