Al final la naturaleza siempre va a ocupar su sitio. Te pongas como te pongas, lo que es suyo es suyo y punto.
¿Quieren un ejemplo?
Agosto de 2009. Ahí abajo teníamos hay una casa:
Poco tiempo después, se arreglaron las raíces y las puntas para dejar la vivienda en orden de revista. Vamos, como una casa normal y moliente (y aburrida, a decir verdad).
Sin embargo…
Agosto de 2016. La cabra tira al monte y vuelta a empezar:
Ya ven que es inútil poner puertas al campo, porque al final la naturaleza va a reclamar lo que es suyo.
Y así, en unos años, le contarán a sus hijos que ahí abajo había una casa.
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