Y finalmente se tapó.
Después de no se sabe cuantos meses, el boquete de la Calle Real ha sido cubierto de nuevo. Ese agujero nos ha acompañado a plena intemperie, viendo cómo pasaban los días y los meses. Imperturbable al paso del tiempo.
La obra, que se quedó ciertamente a medias, nació a raíz de de los problemas con el suministro de agua que tuvimos el año pasado.
Aunque el agujero estaba señalizado con balizas, habitualmente alguna de estas balizas caían dentro, con el consiguiente peligro para vehículos y peatones. Peligro que suponía tener abierto un agujero de dos metros en la calzada día y noche.
Afortunadamente, un día encontramos tapado el agujero.
Alegrémonos pues, que como dicen los sabios… Más vale tarde que nunca.
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