En eso que buceando por el Google Maps, descubrimos que camino Baides había una especie de lago [1]. Era raro que nos lo hubiéramos pasado de largo, pues en el mapa era bastante evidente a primera vista. Ahí lo tienen:
Era fácil situarse [1], estaba a mano izquierda del camino. Sin embargo, aunque a vista de pájaro se podía localizar con facilidad, a pie de calle se escondía de la vista de profanos.
Así pues, nos dirigimos a la aventura llevando a mano las coordenadas:
40°57’47.9"N 2°49’34.4"W
40.963293, -2.826233
Nos fiamos más de la coordenadas que de la propia vista, pues aunque era terreno llano, la maleza hacía difícil su descubrimiento.
Y así, tras un rato bueno dando vueltas… se nos apareció, bien escondido de los forasteros:
A decir verdad, en nuestras pantallas lucía más espectacular.
Tras un corrillo perfecto de carrizo, zarzas y algún árbol, descubrimos el misterio de la laguna. Su tamaño es comedido, de 71x54m aprox. Básicamente, son aguas estancadas que se alimentan de las propias del río Henares y de las corrientes subterráneas de la zona.
Su capacidad es variable y depende, evidentemente, de la salud del río.
Según nos comentan, antiguamente allí se recogía carrizo de la zona, renacuajos e incluso algún tipo de cebo para pesca. La leyenda también comenta que es una zona peligrosa debido a la presencia de simas por la zona y el peligro que suponía la existencias de remolinos que podrían atraían a gente.
Sea cierta o no la leyenda, la laguna ya no nos es tan desconocida.
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