Lamentablemente, el patrimonio industrial de Matillas se cae a cachos.
El último que apunta maneras es el Gurugú, cuya cubierta de uralita se ha desplomado en el interior:
El edificio, abandonado desde años ha, está sufriendo una lenta agonía y si nadie lo remedia, seguirá el camino de la Iglesia de Juan Bautista o el Casino, cuyo techo también está en las últimas.
Así está por el exterior. Por lo menos, luce algo:
Una lástima que no cuidemos nuestro patrimonio. Así, inexorablemte perdemos nuestra historia.
A este paso, poco nos va a quedar de los buenos tiempos de Matillas. Snif
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