Ya hace algunos meses les comentábamos que se había limpiado el cauce del río a su paso por Matillas. La verdad es que desde hacía tiempo le faltaba un buen lavado de cara.
El río estaba ahí, oculto entre la maleza:
Así que una vez metida la tijera y recortadas las puntas, decidimos que era una buena idea dar un paseo por la ribera para ver en qué había quedado la cosa.
Y el resultado es impresionante.
Lo primero que llama la atención es lo cristalina que es el agua. Incluso se puede ver el fondo:
El río como nunca lo habíamos visto (y eso que tenemos una edad) y un paseo que da gloria:
Lamentablemente el paseo ni está habilitado, ni es practicable, por lo que tuvimos que trampear para no donde no debíamos. Sin embargo, la excursión desde la presa hasta el puente bien mereció la pena:
Lamentablemente como todo lo bueno tiene su lado malo, la semana que viene repasaremos el precio que hemos tenido que pagar por semejante acometida.
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