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Carta abierta de Diego Fernández, concejal del ayuntamiento de Matillas

Reproducimos a continuación la carta que nos ha enviado Diego Fernández al buzón el día 30 de noviembre.

¡Muchas gracias Diego!

REFLEXIÓN PERSONAL:

MIS SEIS PRIMEROS MESES EN EL AYUNTAMIENTO DE MATILLAS

El próximo 11 de Diciembre se cumplen seis meses desde que los nuevos concejales tomamos posesión de nuestros cargos, de acuerdo con el resultado de las pasadas elecciones municipales celebradas el 22 de mayo. Aún recuerdo con claridad ese sábado 11 de junio. Poco dormí la noche anterior, estaba nervioso, lo reconozco. No todos los días uno toma posesión como concejal del Ayuntamiento de su pueblo. Nervioso me acosté, y nervioso me levanté. Sin embargo, los nervios eran infundados, ya que todo marchó estupendamente. Recibí el apoyo de mi familia, de mis amigos, y de gran parte de mis vecinos, que se acercaron para felicitarme y darme ánimo. Estaba muy feliz, ya que tenía la oportunidad de dedicarme a lo que realmente quería, a trabajar por mi pueblo.

Las primeras semanas transcurrieron sin ningún tipo de problema. Los viernes que pude me acercaba al Ayuntamiento. La verdad es que bajaba con ilusión, pues una idea, quizás la única, es la que tenía y la que sigo teniendo bien clara: la decisión de presentarme a estas elecciones fue motivada por una solo pensamiento, el de ayudar en lo que pudiese a mis vecinos, y el de trabajar por el pueblo en el que me he criado, por mi pueblo. Por ello, la primera disposición, tanto por mi parte como por la de mi grupo, era la de colaborar y arrimar el hombro en todo lo que pudiésemos.

Sin embargo, pronto pudimos observar con facilidad cómo se nos apartaba de los puestos de responsabilidad, y cómo se nos dejaba al margen de todas las decisiones que se tomaban en el ayuntamiento. Hasta la fecha, si no estoy equivocado, soy co-concejal de Educación y Cultura. Sí, habéis leído bien, co-concejal. Esta concejalía es la única compartida por dos personas, lo que me hace pensar en la falta de confianza que se tiene hacia mi persona. He de reconocer que agradecí el nombramiento, pero sigo sin poder entender cuál es la imagen que se tiene de mí. Desgraciadamente, no he podido tomar parte en ninguna decisión beneficiosa para la localidad, sintiéndome completamente ignorado. Parece que en Matillas el significado del término consenso es desconocido.

De este modo, vemos cómo las palabras pronunciadas por el señor alcalde aquel 11 de junio, en las que se nos abrían las puertas del Ayuntamiento para, textualmente, “todo aquel que quiera trabajar”, dentro de los cuales, sin ninguna duda, me incluyo, quedaban en el vacío, quedaban como lo que son, palabras, que no se correspondían para nada con la realidad.

A día de hoy puedo decir que soy concejal del Ayuntamiento. Lo que no tengo tan claro es que pueda decir que estoy trabajando por mi pueblo, porque lamentablemente, no me dejan. La ilusión con la que me presenté se ha esfumado, ya que no es solo lo que ha pasado dentro, sino también lo que ha sucedido fuera, lo que ha contribuido a la desaparición de esa ilusión y de esa fuerza inicial. Jamás pude pensar que este cargo iba a afectar a mi vida privada, pero vaya que si ha afectado. He visto de primera mano cómo determinadas personas, que no saben apartar a un lado la política del terreno personal, han dejado de lado y han pasado a discriminar a otras hasta las que hace muy poco tiempo consideraban “amig@s”, por el simple hecho de no votar lo mismo. Mi pregunta es ¿estamos inmersos en democracia en Matillas, o más bien, hemos retrocedido a la época del caciquismo, dónde se presionaba y se amenazaba a la gente para que votaran lo “correcto”? Lógicamente, la respuesta es abierta. Yo desde luego, tengo mi opinión, pero jamás se la impondré a nadie. Jamás desecharé a otra persona, por muy diferente que sea a mí, por no pensar como yo. Y esto me lleva a reconocer el profundo dolor que siento por ver como el nivel de crispación y de división llega a límites intolerables. No podemos consentir que se repitan episodios como el acontecido hace unas semanas en la página Web de nuestro pueblo. La disparidad en las opiniones es positiva (¡que aburrido sería el mundo si todos pensaríamos lo mismo!), pero siempre desde el respeto y la comprensión. Desde aquí quiero pedir mis más sinceras disculpas por la imagen que se ha dado del pueblo en general. De la misma manera pienso que otras personas también deberían pedir las mismas disculpas. ¿No os dais cuenta de que el único perjudicado de todo esto es nuestro pueblo? Estoy seguro que de los errores se aprende y que la próxima vez todos sabremos entendernos mejor.

Hechos como este me han llevado a pensar “¿para esto me he presentado?”, para ver cómo no hay más que división, y para ver como personas que antes me apreciaban ahora me desprecian. En este punto quizás se hace necesario hacer autocrítica. Puede, de hecho seguramente, habrá cosas que no hemos hecho bien, que no hemos podido explicar con claridad. Pero creo humildemente que éste no es motivo para discriminar y atacar de la manera que se está haciendo. Es así como yo me siento ahora en Matillas, despreciado y atacado. El día que presentamos nuestra candidatura tomé la palabra para decir algunas cosas. Esas cosas no eran un simple discursillo, eran cosas que realmente pienso y siento. Aquel 14 de mayo dije que la unión de los vecinos hace la fuerza del pueblo. Lo sigo pensando, pero desgraciadamente veo esa unión muy lejos.

Por lo tanto, si tuviese que definir mis seis meses en el ayuntamiento con una sola palabra, la que utilizaría seria claramente esta: DECEPCIÓN.

No obstante, seguiré aquí para defender los intereses de mi pueblo y de mis vecinos, para que la gente que es de Matillas, pero que no vienen muy a menudo, lleguen y digan “pues sí que ha mejorado el pueblo”. A pesar de no poder estar en Matillas a diario por cuestiones académicas, todos los fines de semana, cuando sí estoy allí, intento recabar problemas, quejas, sugerencias, o críticas constructivas de los vecinos, para trasladarlos en tiempo y forma al Ayuntamiento y poder contribuir, aunque sea en la distancia, a la mejora que, creo, todos queremos para nuestro pueblo.

Siempre he pensado que es en las adversidades cuando hay que demostrar la fortaleza, y quiero deciros, después de expresar mis sentimientos, que no he cambiado, ni yo ni aquellos que me rodean, y que a pesar de los problemas y de que algunas personas me hayan dado la espalda, pasando de ser “un chico muy majo” a ser un “completo desastre”, sigo estando aquí, y lo más importante de todo, podéis seguir contando conmigo.

Un saludo,

DIEGO FERNÁNDEZ CARRILLO.

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