Tras años de abandono, finalmente se ha procedido a la renovación de los equipamientos del polideportivo municipal.
Este verano se han colocado nuevas canastas y redes para las porterías. Incluso se ha pasado la desbrozadora.
Y punto pelota.
Al principio de los tiempos teníamos redes para el tenis, balones, raquetas e incluso mesa de ping-pong. Al tiempo, si por unos o por otros, nos quedamos sin balones, sin redes y sin canastas. A duras penas quedaron dos porterías en pie.
Lamentablemente, la historia del polideportivo ya la conocemos en Matillas:
- 1. Con ilusión y buenos propósitos se inauguran unas instalaciones públicas
2. De la ilusión se pasa a la decadencia… 3. La decadencia lleva al abandono … 4. Ergo, si no se usa… ¿para qué gastar dinero en arreglarlo?
Ésta es la historia de siempre: la del polideportivo, la del hogar de los jubilados y suma y sigue.
El gran Perogrullo dice que antes de hacer equipamientos hay que hacer un plan de viabilidad: ¿son necesarias? ¿se van a dar uso? Éstas son las preguntas para no aflojar presupuesto en balde.
Y luego, una vez que estén hechas las instalaciones, saber que todo necesita su mantenimiento.
Que sí, que la culpa es de todos y es de nadie. Si se estropean las cosas no es –exclusivamente- porque no seamos incívicos. El dinero no se gasta solo cuando se construye. Los equipamientos se estropean, se degradan y se ajan.
Y es por eso que un poco de sentido común no viene mal (de vez en cuando).
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