Así, a palo seco, éso de Nitrato de Chile quizás les suene más bien poco. Sin embargo, si les enseñamos una foto, puede que las cosas cambien ¿No? Bueno, bueno… por si sí o por si no, vamos a culturizarnos un poco con el tema:
En tiempos, con la publicidad en pañales, los publicistas debían ingeniárselas para dar a conocer sus productos. Así a los señores de Nitrato de Chile se les ocurrió la brillante idea de colocar sus anuncios en casas señaladas, en carreteras de paso y en bodegas y almacenes concurridos. Evidentemente, sabían que éso del product placement era vital en el marketing.
El diseño es obra de Adolfo López-Durán Lozano y siluetea a un labriego a caballo sobre un fondo amarillo. Con letras blancas dice Nitrato de Chile. Sus rasgos modernistas, de art deco y racionalismo alemán, dibujan una obra directa, sencilla y efectiva. En su momento, quizás nadie pudo imaginar su inmortalidad. Algo parecido a lo que pasó con el toro de Osborne: sendos anuncios se convertieron en iconos. Carteles que nos evocan la infancia, los veranos y los viajes de ida y vuelta.
Ahora bien, lo que le ha hecho perdurable para generaciones ha sido su soporte. Además de por su diseño y por su colocación, al haber sido impreso sobre un manto de azulejos le ha permitido cierta estocidad al paso del tiempo.
Y ahora, para los inquietos, confirmar que en Matillas, a día de hoy no hay ningún cartel de Nitrato de Chile (no sabemos si lo hubo). Ahora a ustedes les toca adivinar el punto más cercano a Matillas donde pueden encontrarlo. Vamos, que les proponemos un quien sabe donde “encubierto”.
Respuesta: Cerramos el concurso porque Luismi ha adivinado la localización del cartel. Efectivamente, está en la carretera que baja a la Estación. Exactamente, bajando a la izquierda, a unos 50 metros de la iglesia que hace pared con el Burna.
(135)