El “coching” de Matillas ha sido declarado patrimonio de la humanidad
miércoles, 22 de noviembre de 2006 / 2.528 lecturas
Desde tiempos inmemoriales, en Matillas y en otros pueblos de la comarca, se da el fenómeno bautizado como coching. Según Ernesto Sevilla, docto de la Paramount Comedy, el coching es un deporte popular que consiste en “agolparse en las ventanas de las casas, e incluso sacar la silla a la puerta de casas simplemente para ver un coche que pasa”.Y punto pelota. No hay más misterio.
Antaño era usual acercarse a la estación del tren para ver el trasiego de viajeros, sin embargo, con la política de Renfe de prejubilar líneas no rentables, el número de ferrocarriles es cada vez más exiguo. Esta afición conocida por los anglosajones como trainspotting, aquí de toda la vida se ha llamado “ver pasar los trenes”. Así pues, con el ridículo paso de trenes, cada vez ha cobrado más fuerza el coching. En Matillas tenemos dos lugares ideales para ver pasar coches, uno es la plaza del ayuntamiento, con unas pipas de Mazuecos; el otro es la terraza del Rijujama, acompañados de una señora Mahou.
Según el Sr. Sevilla, los nativos adoptan una mirada circunspecta hacia el forastero. De hecho, confiesa que “yo he ido muchas veces dentro de ese coche y la mirada que te propinan es escalofriante es… que no sabes porque…dices no es el cometa Halley es solo un coche, ¡que va a pasar otro dentro de un rato!” Esa mirada, a medio camino entre inquisitoria y la de sargento de la Gestapo, es capaz de helar al foráneo. De hecho, nuestra carretera parece una reinvención de las películas de vaqueros, incluso en ocasiones se ha visto algún matorral cruzar la carretera punta a punta.
Aunque el deporte es bien conocido (y practicado) en Matillas, otros lugares tienen una ubicación mucho más soberbia. Por ejemplo en Bujalaro tienen un palco ex profeso a pies del Bar Moreno, ideal para escudriñar los movimientos de la carretera, especialmente en verano. En eso ganan a Matillas, donde la pluralidad de carreteras de paso (2) hace mucho más difícil inventariar el tráfico rodado.
Ante la tesitura del coching al viajero solo le quedan dos opciones. La primera es resignarse al sentirse evaluado y juzgado por un jurado que deja en pañales al Risto de Operación Triunfo. La segunda alternativa a tomar es asumir que el conductor forma parte del juego y quiere participar con los oriundos. Si opta por esta opción el conductor deber saludar y dar un ligero toque en el claxon del automóvil haciendo creer a su público que les conoce de toda la vida. Así sembrará la sombra de la duda y los espectadores se preguntarán durante X tiempo (desde minutos hasta el más allá) quién demonios era el que les ha saludado al pasar por SU carretera…
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Este artículo fue escrito el miércoles, 22 de noviembre de 2006 a las 22:40 y está guardado en la categoría Increible pero incierto. Puedes seguir los comentarios de este artículo con el RSS 2.0 feed. Both comments and pings are currently closed.
